Actualmente se encuentra en desarrollo el ethos identitario del Sistema de Universidades del Estado de Chile (SUE). Para comprender los valores y sellos comunes que comparten las 18 universidades del Estado, conversaremos con el Dr. Ennio Vivaldi, ex presidente del CUECH y ex rector de la Universidad de Chile.
¿Cuáles considera usted que son los aspectos y valores centrales que conforman la universidad pública?
El concepto de universidad y educación pública implica, por una parte, asumir precisamente la responsabilidad de la esfera pública representada por el Estado, pero a la vez no se tiene ningún vínculo con ningún grupo político, instancia religiosa o centro de poder económico. Esa razón, obviamente, les da un carácter de independencia en el cual lo central para ellos es el bien común, y debería haber un esfuerzo activo por corregir los defectos que naturalmente en la sociedad se dan en términos de desigualdad de oportunidades que tengan los jóvenes.
Una característica fundamental de la educación pública es precisamente que quiere activamente incorporar a todos los jóvenes, a un sistema de educación de muy buena calidad. La antítesis de la educación pública, es decir, quienes tengan la capacidad de pagar determinados aranceles son quienes pueden ingresar a esta institución educacional. Por eso mismo, el concepto de bien común es fundamental y eso ha ocurrido en todo el mundo
Ahora, es muy sorprendente, porque esa es la verdad y lo digo sin ironía, que en Chile universidades que no son públicas quieren llamarse públicas, porque precisamente si algo hemos presenciado desde la instauración modelo de sociedad que se hizo con los economistas formados en Chicago, en tiempo de Pinochet, es precisamente una denostación de lo público.
Hay un documento del Ministerio de Hacienda de 1988, durante la época de Pinochet, que me deja impactado, en el cual se dice explícitamente que una educación gratuita pública no puede tener la misma calidad que una privada, porque si esto no ocurriera no habría incentivos para que la gente quiere pagar más por una mejor educación
Entonces, es muy curioso que universidades privadas quieran parecer públicas, uno podría suponer varias cosas, en ningún caso juzgando intenciones y con el respeto mutuo que todos nos merecemos, que podrían inconsciente o conscientemente estar detrás de eso. Yo creo sinceramente que hay un afán de hacer ambiguo el concepto de lo público, afirmando que todos somos público, y eso, inclusive en la historia reciente evidentemente no es así.
En este quiero poner mucho énfasis, nosotros como universidad pública nunca nos confrontamos con ninguna autoridad de gobierno u otra autoridad política. En mi caso yo estuve con un gobierno de centro izquierda, centro derecha, ahora el gobierno del presidente Boric, nunca hubo una confrontación ante ninguno de los programas, por el contrario, siempre existe una disposición por parte las universidades estatales de ser funcionales a los planes que tiene el Estado y hubiéramos querido, dicho sea de paso, ser convocados a trabajar mucho más.
Por el contrario, las universidades privadas tienen el derecho de desarrollarse en función de los intereses de sus dueños. Por ejemplo, la interrupción del embarazo por tres causales, a mí me parece lo más natural del mundo que si una universidad está vinculada a una iglesia esta tome partido por lo que su propietaria piensa. Ese no es el caso de la universidad pública, evidentemente tenemos otro estatus.
Otro punto, y lo digo con mucha franqueza porque he reflexionado sobre esto, es que existen una gran cantidad de funciones que en todas partes del mundo corresponden al ámbito público. Por ejemplo, la revalidación de títulos con el extranjero, o llevar a cabo la prueba de selección a la universidad.
Hay muchas cosas que, por su naturaleza misma, es obvio que recaen sobre las universidades públicas, y creo que podría haber un afán de disputar eso y considerarse tan idóneos para cumplir esas funciones como lo sería una institución pública.
Desde las universidades del estado se ha hecho un trabajo muy importante de trabajar de forma colaborativa y articulada, conformando el Sistema de Universidades Estatales, ¿cuáles son los principios que constituyen este sistema?
Nosotros pensamos que como valor es infinitamente más importante la colaboración y solidaridad, que la competencia y la rivalidad. Esto debido a que es más eficiente y funciona mejor porque la complementariedad, la transdisciplina, la necesidad de trabajar colaborativamente, mejora notablemente los resultados que pueden obtener las universidades estatales. Por lo tanto, hay una doble vertiente, una que tiene que ver con lo valorativo y otra que tiene que ver con el rendimiento, el funcionamiento real y la calidad de la educación que se otorga.
Ahora, respecto al tema de la regionalización, evidentemente era obvio que iba a haber una mucho mayor autonomía de las universidades regionales, y esta debe actualmente ser total, en términos de que nadie puede imponer a una universidad de una determinada región lo que puede o no debe hacer más allá de su propia comunidad.
Eso se complementa muy bien con la idea de que si las universidades trabajamos en conjunto, vamos a ganar bastante en calidad y en lo que le ofrecemos a nuestros estudiantes. Un ejemplo muy concreto, un eslogan muy hermoso para las universidades estatales es decirle al joven postulante a la educación superior, que cuando usted ingresa a cualquiera universidad del Estado de Chile, está ingresando no a una, sino que a dieciocho, porque nosotros vamos a proveer y procurar que usted pueda asistir telemáticamente o presencialmente en un sistema de visita a las otras universidades. Es una tremenda ventaja que mostramos las universidades estatales.
Con respecto a su propia experiencia en la educación pública, tanto secundaria como universitaria, ¿qué elementos de periodos anteriores son significativos para reposicionar lo público?
En primer lugar, la forma de sentirse chileno, porque querámoslo o no, la educación que posteriormente comienza a desarrollarse en Chile es brutalmente segregada. Prácticamente hay un mensaje casi explícito y con todas sus letras de decir, mire señor, usted que está en el percentil 60, que su hijo no se junte con nadie del percentil 50. Es casi tan grosero como eso.
Por el contrario, yo me eduqué en el Liceo 1 de Concepción, mi padre era profesor de la Facultad de Medicina, y mis compañeros de curso iban desde hijos de empresarios, mineros del carbón, pescadores, de todos los sectores sociales. Entonces, yo viví lo que era Chile en toda su complejidad.
Una experiencia increíblemente habitual hoy día en el joven que ingresa en la universidad es que, casi sin exagerar, por primera vez conoce lo que son los ricos o lo que son los pobres. Por ejemplo, los padres te dicen que para sus hijos fue una experiencia enorme entrar a la Universidad de Chile, válido para cualquier universidad pública, porque por primera vez pudo interactuar y conocer lo que ocurre con otros niveles socioeconómicos en el país, eso es invaluable.
Por lo demás, esto es una herencia de la Revolución Francesa, a principios del 1800 comienza la idea de liceo, la cual estaba muy ligada a la idea de que había que transformar a quienes eran súbditos de un rey en ciudadanos. Ese es un aspecto central que debe ser parte de la formación pública en todos sus niveles, el sentirse ciudadano de una república.
¿Qué características son necesarias implementar para reformar el actual sistema y profundizar el sentido de lo público en las universidades estatales?
Con lo sucedido desde el estallido, se me viene a la cabeza la expresión “cavar su propia tumba”, porque en el fondo, lo que el modelo hizo al segregar la sociedad, fue generar una situación en la cual se pierde toda cohesión social.
Dicho sea de paso, por ejemplo, me llama la atención que no se vincule la delincuencia, ese desapego total con el prójimo, con un modelo que hace apología del egoísmo, como si este no tuviera nada de malo, sino que es la forma natural en que los seres humanos deben comportarse.
Entonces de ahí partimos, la crisis actual en parte es consecuencia de la forma como se planteó de manera extrema un modelo basado en el egoísmo, en donde prácticamente el prójimo no existe. Esta situación hay que resolverla precisamente mediante una reinstalación de valores que enfaticen, por ejemplo, la equidad de género y la sustentabilidad.
Todo esto en el marco del sentido de ciudadanía, el sentirse parte de este país y querer que le vaya bien, porque no solamente me favorece a mí de forma directa, inmediata y circunscrita, sino que beneficia a la sociedad en su conjunto, la cual es la generadora de artes, humanidades, ciencias y tecnologías.